lunes, 25 de noviembre de 2013


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El Bulli

Es posible que, de no existir El Bulli. El sabor del Mediterráneo nunca hubiéramos abordado el Catálogo General. En efecto, a la hora de empezar esta última obra, nos vino en mente que al escribir aquel libro, una década antes, nuestra intención era no limitarnos tan sólo a incluir unas recetas, sino esbozar ya un cierto análisis de nuestra cocina. Si observamos los libros publicados hasta el momento de la publicación de El Bulli. El sabor del Mediterráneo (que estuvo en las librerías en invierno de 1993), comprobaremos que había muchos libros de cocineros que sólo incluían recetas, o bien otros en los que se explicaban concepciones personales sobre la cocina en general, pero que eran bien pocos los que se centraban en el análisis de estilos, de métodos de crear, etc. Este libro representó, pues, una voluntad de codificar nuestra cocina desde el punto de vista teórico, una actitud que prosiguió en los libros siguientes.
En el invierno de 1993-1994 comenzamos a organizar unos cursos gastronómicos en el Bulli, que duraban tres días, orientados a profesionales. Estas jornadas se fueron celebrando hasta 1999. En primera instancia fueron una de las soluciones pensadas para ocupar los seis meses de cierre, pero hoy vemos que fueron muy importantes para nuestra evolución ya que, por ejemplo, nunca hasta 1994 habíamos comido en el restaurante, lo cual nos dio una perspectiva completamente nueva que nos sirvió para reflexionar acerca del menú y su evolución. Esta información fue cada vez más variada y rica, ya que, si en un principio acudían sobre todo otros cocineros, con los años los asistentes también fueron muchas veces amantes de la gastronomía. Al tener que celebrar cursos también debíamos planear clases teóricas y prácticas. No cabe duda de que el hecho de organizar estas exposiciones exigía un esfuerzo al que no estábamos acostumbrados y que sirvieron para comenzar a analizar por primera vez nuestra cocina.
La idea que propició el nacimiento del Bullí catering fue la de trasladar la oferta del restaurante a públicos más amplios, obviamente adaptándola a las exigencias de los eventos característicos de este tipo de servicio. Se trató de una iniciativa importante, puesto que el Bullí fue uno de los primeros restaurantes de nivel que se adentraba en el mundo del catering, un hecho que no estaba muy bien visto en aquel momento. La sede del Bullí catering se estableció en las instalaciones de cocina del Acuario de Barcelona, bajo la dirección de Eduard Roigé. En seguida comenzamos a seleccionar qué tipo de snacks, tapas y platos eran los más adecuados para servicios amplios. De este modo, muchas de las recetas que se habían podido probar en el Bullí podían ser susceptibles de producirse a mayor escala. Desde entonces el Bullí catering ha ido evolucionando y hoy puede decirse que cuenta con una personalidad propia.
 BIBLIOGRAFÍA:


lunes, 18 de noviembre de 2013

HISTORIA DE UN SUEÑO DE FERRAN ADRIÀ

En 1956, a Cala Montjoi, cerca de Roses (Girona) llega el matrimonio Schilling y compra un pedazo de tierra junto el mar, donde edifica su hogar. Con el tiempo, instalan un pequeño minigolf y un chiringuito, el cual constituirá los cimientos sobre los que se edificará, año tras año, un restaurante al que llamarán el Bulli, nombre que procede del apelativo cariñoso de la propietaria, Marketta Schilling, a su perro bulldog.

Poco a poco, el doctor Schilling, gran gourmet y experimentado viajero gastronómico, empieza a dar forma a su sueño: convertir elBulli en un gran restaurante. Durante los años sesenta pasan por él varios cocineros de los países del norte de Europa. En 1975 llega Jean-Louis Neichel, que consigue la primera estrella Michelin. Tras una serie de desacuerdos, Neichel abandona elBulli en 1980, dejando a los Schilling en una situación crítica que incluso les lleva a plantearse el cierre del restaurante.
Sin embargo, con la llegada a elBulli de Juli Soler, en calidad de director, comienza una nueva etapa llena de entusiasmo y el restaurante recupera la posición que ocupaba con Neichel, con la ayuda de un nuevo cocinero, Jean-Paul Vinay, que consigue la segunda estrella. En 1984, la historia se repite y Vinay abandona el lugar en el mejor momento.

Ante la confusión y el desconcierto que se crean, Juli recurre a un par de jóvenes cocineros que trabajan en su cocina, Christian Lutaud y Ferran Adrià, que salvan la situación como pueden. Ferran Adrià, formado como pinche y friegaplatos en un hotel 
'Playafels' de Castell de fels, aprende de los libros de la 'nouvelle cuisine' y aplica una cocina imitativa brillante. La marcha de Lutaud hace que Adrià tome las riendas de la cocina. En 1987, el joven chef asiste en Niza a una charla con un gran cocinero, Jacques Maximin, y allí oye una frase que le marcará y que cambiará su destino, el de elBulli y el de la cocina contemporánea: "Crear es no copiar. A partir de ahí, y durante los siguientes años, Ferran decide apartar los libros en los que se ha estado inspirando y se propone forjarse un estilo propio.
En 1996, el Bulli ya es una sociedad formada por Ferran Adrià y Juli Soler. Adrià es un cocinero con personalidad propia, después de haber explorado con profundidad sus raíces mediterráneas y haberlas introducido con irreverencia en su carta. Su voracidad creativa le empuja hacia caminos inexplorados a través de los cuales surge toda una serie de nuevas técnicas que revolucionarán la cocina moderna. 

BIBLIOGRAFÍA: