lunes, 18 de noviembre de 2013

HISTORIA DE UN SUEÑO DE FERRAN ADRIÀ

En 1956, a Cala Montjoi, cerca de Roses (Girona) llega el matrimonio Schilling y compra un pedazo de tierra junto el mar, donde edifica su hogar. Con el tiempo, instalan un pequeño minigolf y un chiringuito, el cual constituirá los cimientos sobre los que se edificará, año tras año, un restaurante al que llamarán el Bulli, nombre que procede del apelativo cariñoso de la propietaria, Marketta Schilling, a su perro bulldog.

Poco a poco, el doctor Schilling, gran gourmet y experimentado viajero gastronómico, empieza a dar forma a su sueño: convertir elBulli en un gran restaurante. Durante los años sesenta pasan por él varios cocineros de los países del norte de Europa. En 1975 llega Jean-Louis Neichel, que consigue la primera estrella Michelin. Tras una serie de desacuerdos, Neichel abandona elBulli en 1980, dejando a los Schilling en una situación crítica que incluso les lleva a plantearse el cierre del restaurante.
Sin embargo, con la llegada a elBulli de Juli Soler, en calidad de director, comienza una nueva etapa llena de entusiasmo y el restaurante recupera la posición que ocupaba con Neichel, con la ayuda de un nuevo cocinero, Jean-Paul Vinay, que consigue la segunda estrella. En 1984, la historia se repite y Vinay abandona el lugar en el mejor momento.

Ante la confusión y el desconcierto que se crean, Juli recurre a un par de jóvenes cocineros que trabajan en su cocina, Christian Lutaud y Ferran Adrià, que salvan la situación como pueden. Ferran Adrià, formado como pinche y friegaplatos en un hotel 
'Playafels' de Castell de fels, aprende de los libros de la 'nouvelle cuisine' y aplica una cocina imitativa brillante. La marcha de Lutaud hace que Adrià tome las riendas de la cocina. En 1987, el joven chef asiste en Niza a una charla con un gran cocinero, Jacques Maximin, y allí oye una frase que le marcará y que cambiará su destino, el de elBulli y el de la cocina contemporánea: "Crear es no copiar. A partir de ahí, y durante los siguientes años, Ferran decide apartar los libros en los que se ha estado inspirando y se propone forjarse un estilo propio.
En 1996, el Bulli ya es una sociedad formada por Ferran Adrià y Juli Soler. Adrià es un cocinero con personalidad propia, después de haber explorado con profundidad sus raíces mediterráneas y haberlas introducido con irreverencia en su carta. Su voracidad creativa le empuja hacia caminos inexplorados a través de los cuales surge toda una serie de nuevas técnicas que revolucionarán la cocina moderna. 

BIBLIOGRAFÍA:




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